Arzobispado de Puerto Montt

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Arzobispo de Puerto Montt: “En este Sínodo se ha insistido de que todos constituimos el mismo pueblo de Dios, por lo tanto, tenemos que mantenernos en la unidad”.

El sínodo convocado por el papa Francisco se llama “Sínodo sobre la Sinodalidad”. Hay que recordar que de los primeros siglos era relativamente frecuente la realización de sínodos universales o sínodos también regionales en que se reunían los obispos de distintas diócesis del mundo en aquel tiempo conocido y que se reunían para discernir y tomar algunas decisiones que podían ser de orden doctrinal o también de orden disciplinar. Y eso con los años se fue terminando. Pero después del Concilio Vaticano Segundo, el Papa Pablo XVI instauró nuevamente los sínodos. Y es así como antes de este sínodo que hemos celebrado ahora en Roma se habían celebrado otros 15 sínodos en la Iglesia universal convocados por los distintos papas, ya sea Pablo VI, después Juan Pablo II, Benedicto XVI y también el Papa Francisco.

Estos Sínodos reúnen a representantes de obispos, prácticamente de todas las naciones del planeta de acuerdo al tamaño de cada uno. Pero este Sínodo en particular tenía algunas características distintas a los anteriores.

En primer lugar, este Sínodo abarcó un proceso de tres años. Fue iniciado en el 2021 y concluido ahora el 2024. Y, por otra parte, en este sino que antes se hacía solamente en una sesión que duraba más o menos un mes en Roma, ahora se hicieron dos sesiones: en octubre del 2023 en octubre y este año 2024.

El arzobispo de Puerto Montt, Fernando Ramos, explicó que “este Sínodo, que es el número 16, que el Papa convocó para tratar el tema de la sinodalidad, tuvo dos sesiones: una primera sesión en octubre del 2023 y una segunda sesión ahora octubre del 2024. En ambas sesiones participaron más o menos entre 370 miembros, de los cuales alrededor de 70 no eran obispos,  representantes de las iglesias locales de prácticamente todo el mundo”.

“De esta forma, si bien es cierto, sigue siendo un sínodo de los obispos, también la reflexión se vio enriquecida con otros cristianos que no tienen el Ministerio del Orden Episcopal. Esta sesión es la última, la que acabamos de tener, y concluyó con un informe final de 155 puntos, que es el fruto de la reflexión, de la conversación y el discernimiento que se hizo durante toda esta sesión, incorporando las reflexiones que ya habían comenzado en el año 2021. Cada uno de los puntos fueron votados y para ser aprobados requerían de dos tercios de los miembros presentes en el aula al momento de la elección”.

“Esta elección se hizo el último día, el sábado último del sínodo, y en el aula estaban presentes 355 miembros. Por lo tanto, para ser aprobados cada uno de los números requería al menos de los dos tercios de los votos. En los 155 puntos fueron cada uno planteados y aprobados, todos evidentemente con más de dos tercios de los votos. Así que el documento final reúne el apoyo y la aceptación de buena parte, de una mayoría muy consistente, de los miembros del sínodo”.

“Una vez que se concluyó la votación y ya se sabía cuál era el documento final, el Papa Francisco dijo que él no iba a hacer otro documento, sino que asumía como documento final este del Sínodo y el que se había sido aprobado. Por lo tanto, no se debe esperar un otro documento como los sínodos anteriores, en que después de algunos meses el Papa publicaba una exhortación apostólica que se llamaba, que era la parte final del sínodo, donde el Papa recepcionaba lo que se le sugería, lo que él estimaba oportuno, o bien agregaba otro elemento. En este caso, el Papa dice que todo lo que el sínodo decidió, (3:12) él lo hace suyo y es parte final de este proceso sinodal acerca de la sinodalidad.”

Respecto a los temas que se trataron en el Sínodo

“Este era un sínodo sobre la sinodalidad. Y este concepto, sinodalidad, es un sustantivo abstracto que para mucha gente no tenía mucha claridad ni mucho sentido de qué significaba. En la historia de la Iglesia teníamos sínodos, de manera que eran cosas más concretas, reuniones de obispos para decir algo, pero el concepto de sinodalidad es un concepto nuevo dentro de la tradición de la Iglesia, aunque la sinodalidad como tal ha sido algo que se ha desarrollado con mayor o menor intensidad en la vida de la Iglesia”.

“Entonces, uno de los primeros temas que se abordó fue tratar de decidir y definir más claramente qué se entiende por sinodalidad. Y fue así que hay un número entero del documento final que define mucho más precisamente qué se entiende por sinodalidad y podríamos resumir básicamente que la sinodalidad es una característica de la Iglesia, entendiendo la Iglesia como pueblo de Dios, cuerpo de Cristo que peregrina en esta tierra hacia el encuentro del reino, pero como tal, como pueblo peregrina en comunidad, de manera que todos los miembros de la Iglesia, todos los bautizados, participan también de la misión de la Iglesia, son parte de esta gran comunidad, son corresponsables y son a la vez misioneros de Cristo resucitado. Esta participación es diferenciada, no todos hacen lo mismo ni todos tienen las mismas responsabilidades, pero todos tienen, sí, por el hecho de ser bautizados, la misma vocación de ser miembro de este pueblo recibida de Dios”.

“Entonces, ¿cómo vamos caminando juntos en camino? Juntos no solamente en una región geográfica como es la Dioses, sino también junto con la Iglesia universal, con los hermanos cristianos de África, de Asia, de Europa, de otras partes de América. Entonces, eso es lo que se ha insistido mucho en este Sinodo, de que todos constituimos el mismo pueblo de Dios, por lo tanto, tenemos que mantenernos en la unidad, pero todos sentirnos partícipes y cooperadores de la misión de la Iglesia”.

“El documento tiene cuatro grandes capítulos que abordan dónde se vive la sinodalidad en la vida de la Iglesia. El primero habla de las relaciones de cómo la relación entre los miembros de la Iglesia tiene que estar plasmada por el espíritu sinodal. Y hay un deseo muy profundoen todas partes del mundo, para que las relaciones entre la Iglesia sean fraternales, caritativas, respetuosas. De allí se planteó la necesidad de tener una espiritualidad propiamente sinodal, en donde la capacidad de escuchar y acoger sean elementos fundamentales”.

“En segundo lugar, se habló también de los itinerarios o recorridos que hacemos como Iglesia, y básicamente en tres dimensiones. El primero tiene que ver con la importancia del discernimiento cristiano. Cada vez que la Iglesia, el pueblo de Dios, a nivel universal o a nivel local, se enfrenta a desafíos, tiene que discernir cómo actuar. Y eso tiene que ser un discernimiento comunitario. Por eso se plantean en esta primera línea distintos énfasis o caminos por donde hacer el discernimiento. En segundo lugar, se aborda la temática de la toma de decisiones. En la Iglesia siempre hay que tomar decisiones y ver distintos aspectos. Entonces, cómo tomamos decisiones para que estas decisiones integren el parecer de las personas que están involucradas, cada uno puede dar su opinión, y tratemos de buscar decisiones con el máximo consenso posible. Por eso es cierto que siempre una persona es la responsable de tomar la decisión, pero su decisión tiene que estar enriquecida con el parecer de todos los que están involucrados en esa comunidad. Y en tercer lugar, se enfatizó mucho en esto de los itinerarios la importancia de la transparencia, la rendición de cuenta y también la evaluación. Que cada persona que vive en la Iglesia pueda tener una acción o sus ministerios sean transparentes, y también uno pueda rendir cuenta de lo que realiza y a su vez se pueda ser evaluado en lo que está haciendo. Esto no se refiere solamente al aspecto administrativo económico, sino también al pastoral”.

“El tercer tema es los lugares donde se realiza la sinodalidad. Se profundizó bastante en cómo cada Iglesia particular o local puede crecer en sinodalidad, por ejemplo una diócesis, una parroquia, lo mismo la relación entre Iglesias locales, entre sí, entre diócesis, o con la conferencia episcopal, la relación con el obispo de Roma, etc. Cómo mejorar ese tipo de relaciones. Y en ese ámbito se vio, especialmente en el ámbito de la Iglesia local, la importancia fundamental que tienen los consejos, consejo pastoral, consejo económico, en las parroquias, en las diócesis, y en todas las instancias eclesiales, en donde el pueblo de Dios también manifiesta su opinión y ayuda en la gestión de cada una de estas instancias”.

 “Y por último, el último ámbito que se reflexionó fue el de la formación. Cómo todos los miembros del pueblo de Dios tienen que estar vinculados y formados en una perspectiva sinodal para que todos nos sintamos por una parte discípulos del Señor y misioneros de él”.

 

El trabajo en el Sínodo

Una vez que llegamos todos los miembros del Sínodo, cada uno le era asignado un grupo, llamado Círculo Menor. Estos Círculos Menores eran en base a los idiomas que cada uno hablaba. Previamente uno se inscribió en qué idioma podía hablar y sentirse seguro para entender y comunicarse.

Había grupos lingüísticos en español, en italiano, en francés, en inglés y en portugués. Pero el portugués estaba unido al español. Y por otra parte, todo el desarrollo del Sínodos estaba dividido en módulos. Fueron cinco módulos. El primer módulo trataba más bien de los fundamentos del proceso de la SINODALIDAD. Después el módulo 2, sobre las relaciones. Módulo 3, sobre los itinerarios. El módulo 4, sobre los lugares. Y el módulo 5, la conclusión y redacción del documento final.