Arzobispado de Puerto Montt

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Opinión Arzobispo de Puerto Montt: Los jóvenes

Hace poco me puse a buscar en una plataforma digital de noticias informaciones publicadas acerca de jóvenes. ¿Qué se decía de ellos? Revisando lo publicado en varios días, lo único que se decía era la existencia de varios grupos de delincuentes, especializados en portonazos y tráfico de drogas, que habían cometido diversos delitos en distintas partes de nuestro país. Además, se nombraba algunos jóvenes que habían obtenido puntaje nacional en la PAES. Nada más. Me quedé preguntándome si acaso los jóvenes no son noticia porque no hacen nada interesante o porque a los editores de los principales medios de prensa no les interesa lo que los jóvenes piensan, sueñan o hacen. Parecería que los jóvenes son los grandes ausentes en la opinión pública nacional.

En una línea totalmente contraria a lo anterior, del 22 al 26 de enero ha tenido lugar en La Serena la I Jornada Nacional de la Juventud, organizada por la Iglesia Católica en Chile. Han concurrido alrededor de 5.000 jóvenes provenientes de Arica, Antofagasta, Iquique, Calama, Valparaíso, Santiago, Rancagua, Concepción, Puerto Montt, Chiloé, Punta Arenas y una larga lista de otras localidades de todas las regiones del país. Durante 5 días estos jóvenes han cantado, bailado, rezado, caminado, reflexionado, celebrado y ayudado a otros desde su fe en Jesucristo y en contacto con otros jóvenes.

En estos días, he tenido la oportunidad de estar presente en esta Jornada. He conversado con varios de ellos y escuchado sus sueños y esperanzas, búsquedas y temores, alegrías y tristezas. He aprendido mucho comprendiendo la mirada juvenil de la sociedad actual. También he percibido con nitidez que los jóvenes siguen soñando un mundo mejor, anhelan comprometerse en causas que valgan la pena, son enormemente solidarios, alegres, desprejuiciados, espontáneos e inconformistas. Nada más lejos de ellos que la caricatura superficial de que no se interesan por nada, que son egoístas o que no miran al que sufre.

Los jóvenes no son el futuro, son ya el presente de nuestro país. Están deseosos de ser tomados en cuenta, de aportar desde su mirada y sensibilidad, de creer que son útiles y necesarios. Y junto con ellos, anhelan aprender desde la experiencia de los que los han precedido en el tiempo, de quienes son sus padres y abuelos. Muchas veces los buscan y muchas veces no los encuentran y peor aún a veces se sienten abandonados e ignorados por los mayores. ¿Qué legado estamos dejando a los y las jóvenes para que desde ahora contribuyan a un Chile más justo, solidario y esperanzado?

 

 

+ Fernando Ramos Pérez

Arzobispo de Puerto Montt